Manten tu motor fresco
El Anticongelante cumple una misión fundamental entre los líquidos del coche: circula por el circuito interno del motor y absorbe parte del calor que genera la combustión, por lo que evita un sobrecalentamiento que podría ser fatal. Un exceso de temperatura podría fundir los pistones e incluso desencadenar una peligrosa explosión interna.
El refrigerante está compuesto, habitualmente, de agua destilada y anticongelante concentrado, que también se encarga de que el líquido no se congele y estropee el circuito en invierno. En resumen, el refrigerante debe tener una temperatura de ebullición muy alta y una temperatura de congelación baja, aparte de propiedades anticorrosivas y antiincrustantes.
Conviene revisarlo cada 20.000 o 30.000 kilómetros y sustituirlo (antes de que pierda propiedades) cada 40.000 kilómetros o cada dos años.
¿Cómo comprobar el nivel?
1. Como en el caso anterior, el coche debe estar colocado en terreno llano y horizontal y con el motor parado y frío (de lo contrario, el líquido podría estar muy caliente y expulsar vapor).
2. Localiza la botella: es grande, cuadrada por lo general y traslúcida. Dos marcas indican los niveles mínimo y máximo.
Si el nivel es bajo…
Tan sencillo como coger un embudo y rellenar. Debes usar el que recomiende el fabricante y nunca mezclar dos distintos. Si no encuentras el que necesitas o no estás seguro de cuál es, rellena solo con agua destilada. Si el nivel es muy bajo y es invierno, rebajar la concentración de anticongelante echando mucha agua destilada puede resultar arriesgado, así que tal vez convenga una sustitución completa en el taller.
Si el nivel es alto…
Taller. Porque vaciar el depósito implica buscar (y soltar) el tapón de vaciado, situado en la parte baja del radiador. Y esta operación puede resultar sucia y engorrosa.